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24 de junio de 2011

Prensa - El país como un barco

| Entrevista Alfredo Anzola, Director de "Érase una vez un barco"
ÁNGEL RICARDO GÓMEZ |  EL UNIVERSAL | domingo 27 de marzo de 2011


"Uno a veces se pone pesimista y se pregunta '¿Qué pasó con el amor a trabajar y producir cosas?'"

Se solicita muchacha de buena presencia y motorizado con moto propiaDe cómo Anita Camacho quiso levantarse a Marino Méndez1888, el extraordinario viaje de la Santa Isabel, tienen algo en común. Además de ser largos títulos, pertenecen al mismo director, Alfredo Anzola, quien regresa con un estreno importante desde 2005, un documental titulado Érase una vez un barco, donde pone al descubierto una especie que se creía extinta de Venezuela: los fabricantes artesanales de embarcaciones. 

Su amigo Emilio Lovera lo acompañó en la aventura que los llevó incluso a construir un peñero particular con sus propias manos. 

"Mi papá era aficionado a la carpintería e hizo un bote de doce pies, que bajábamos pa' La Guaira y todo. Lo hizo por unos planos que consiguió, casi todo era con madera de cajón. 'Picúa' se llamaba el bote", recuerda el cineasta. 

Luego vendría el "Santa Isabel", un peñero que tuvo de adulto en Río Caribe... hasta que lo trajo a Caraballeda cinco días antes de la tragedia de Vargas, en 1999... 

"Santa Isabel" le pondría por nombre al barco que lleva a Julio Verne en un viaje revelador por el Orinoco en la película 1888... de 2005. 

Pero sería la recomendación de su fallecido amigo Alberto Vera la que lo llevaría a este documental. "El me dijo que por qué no hacía un trabajo sobre los carpinteros de ribera que estaban desapareciendo. Afortunadamente descubrí que aún existen". 

El encuentro con Emilio Lovera, otro apasionado del mar y los barcos, fue decisivo para que en 2009 se registrara un documental que se estrenará próximamente en las salas comerciales. 

"Descubrimos una especie maravillosa, que hace barcos impresionantes a pepa de ojo, hechos de madera, a punta de sabiduría ancestral, pasada de padres a hijos, barcos que son apreciados en todo el Caribe", comenta Anzola en torno a una producción de la que está muy satisfecho. 

El cineasta se topó con un universo donde el trabajo y la perfección son claves. "Son cosas que en el país están todas echadas a perder y esta es gente que cuando sale a hacer un trabajo dice: 'Este barco tiene que ser perfecto', porque además está en juego su reputación... Es una especie que yo pensaba que no existía, porque uno a veces se pone pesimista y se pregunta '¿Qué pasó con el amor a trabajar y producir cosas?'". 

De tal manera, que flota en el documental la metáfora de un país que es un barco, ese que requiere del concurso de los hombres y su trabajo, su pasión, su disciplina y excelencia, no sólo para mantenerse a flote sino para llegar a los más insospechados destinos. 

Alfredo Anzola es apasionado del mar, de los barcos, pero también de los documentales, de los que dice tener unos 40 realizados. "El documental tiene una cosa apasionante y es que la realidad se te va sobreponiendo, se te va develando, a menos que seas un tramposo e inventes cosas. Una vez me rechazaron el proyecto porque no tenía guión, y yo creo que un documental con guión es una propaganda". 

El realizador aplaude la política que ha tenido el actual Gobierno con el cine. "Hay muchas películas y ciertamente ha habido muchos fondos, está el CNAC (Centro Nacional Autónomo de Cinematografía), la Villa del Cine... y a la gente le gusta: el cine venezolano nunca ha dejado de gustarle a la gente, ese es un mal mito. Cuando hay suficientes películas, hay para elegir. Yo lo que espero es que esto sea para siempre". 

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