24 de octubre de 2011
"Érase una vez... un barco" en los cines
Nuestra querida película se encuentra desde el pasado 14 de octubre en el Sambil de Margarita, en Cumaná y aquí en Caracas: C.C. Paseo el Hatillo, Concresa y Unicentro El Marques. Vayan a disfrutarla que es un homenaje a Venezuela que les alegrará el corazón y los reconciliará hasta con ustedes mismos...
21 de octubre de 2011
EL NUEVO PAÍS - EDUARDO RIVEROS
***Jóvenes y estudiantes deberían ve la película “Érase una vez un barco”, pues retrata todo lo bueno del venezolano y aprenderían de Venezuela.
La Arrechera Cotidiana
“Érase una vez barco”, es un homenaje a Venezuela. Es verdad que la película de Alfredo J. Anzola, rinde tributo a ese extraño, singular, asombroso conjunto de los: “Carpinteros de Ribera”; pero a través de ellos aparecen, surgen los habitantes de este país, con todas sus cualidades, esfuerzo, tradiciones, costumbres. La cinta tiene escenarios marítimos, especialmente la Isla de Margarita, pero sus protagonistas, gente común, igual se encuentran en el Llano que en el Páramo que en las profundidades selváticas. Quizás el mayor mérito de Anzola es este: “Érase una vez un barco” sea ése, retrata todo lo bueno del venezolano, en torno a algo tan aparentemente simple como la construcción de una embarcación.
Aparente; ya que confeccionarla, desde saca los árboles en el bosque hasta su botadura al mar, es todo un evento. Y eso lo hacen estos hombres sin mayores conocimientos académicos, sin planos, sin computadoras. Amparados en la sabiduría adquirida durante siglos; deslizada de padres a hijos, de adultos a niños. Incluso de recién llegados que, embebidos, trastornados por lo que ven, se asientan, convierten sus vidas en: “Carpinteros de Ribera”. Confeccionan esas barcas que, encima, son bellas. Con unas proas elegantes, estilizadas, que recuerdan las de los Vikingos, Fenicios. Por si faltara, en la cinta de Anzola conocemos una serie de herramientas extrañas, propias de ese trabajo. En el que también participó Emilio Lovera. Como una especie de asesor, en una actuación particular, única. Que se le agradece, de todo corazón.
Tuve la suerte de ver: “Érase una vez un barco”, en El Hatillo y con mi hija Claudia que siempre, con su presencia, le da algo extra a estas salidas. Digo la fortuna ya que la producción de Anzola hay que degustarla. Como ese cognac añoso que se masajea en la copa calentada en la palma de la mano. Se celebraba el III Hatillarte y pudimos apreciar la exposición de Zapata, performances, diversos grupos musicales. Y pensaba, si la alcaldesa Mirian Do Nascimento, realizaba todo eso, debiera gestionar que los alumnos de bachillerato, de los colegios de su comunidad, fueran, en una especie de visita guiada, a ver “Érase una vez un barco”. Aprenderían de Venezuela, sus hábitos, riquezas, más que de cualquier otra manera. Ojalá lo haga. Mientras, vaya a ver “Érase una vez un barco”.
La Arrechera Cotidiana
“Érase una vez barco”, es un homenaje a Venezuela. Es verdad que la película de Alfredo J. Anzola, rinde tributo a ese extraño, singular, asombroso conjunto de los: “Carpinteros de Ribera”; pero a través de ellos aparecen, surgen los habitantes de este país, con todas sus cualidades, esfuerzo, tradiciones, costumbres. La cinta tiene escenarios marítimos, especialmente la Isla de Margarita, pero sus protagonistas, gente común, igual se encuentran en el Llano que en el Páramo que en las profundidades selváticas. Quizás el mayor mérito de Anzola es este: “Érase una vez un barco” sea ése, retrata todo lo bueno del venezolano, en torno a algo tan aparentemente simple como la construcción de una embarcación.
Aparente; ya que confeccionarla, desde saca los árboles en el bosque hasta su botadura al mar, es todo un evento. Y eso lo hacen estos hombres sin mayores conocimientos académicos, sin planos, sin computadoras. Amparados en la sabiduría adquirida durante siglos; deslizada de padres a hijos, de adultos a niños. Incluso de recién llegados que, embebidos, trastornados por lo que ven, se asientan, convierten sus vidas en: “Carpinteros de Ribera”. Confeccionan esas barcas que, encima, son bellas. Con unas proas elegantes, estilizadas, que recuerdan las de los Vikingos, Fenicios. Por si faltara, en la cinta de Anzola conocemos una serie de herramientas extrañas, propias de ese trabajo. En el que también participó Emilio Lovera. Como una especie de asesor, en una actuación particular, única. Que se le agradece, de todo corazón.
Tuve la suerte de ver: “Érase una vez un barco”, en El Hatillo y con mi hija Claudia que siempre, con su presencia, le da algo extra a estas salidas. Digo la fortuna ya que la producción de Anzola hay que degustarla. Como ese cognac añoso que se masajea en la copa calentada en la palma de la mano. Se celebraba el III Hatillarte y pudimos apreciar la exposición de Zapata, performances, diversos grupos musicales. Y pensaba, si la alcaldesa Mirian Do Nascimento, realizaba todo eso, debiera gestionar que los alumnos de bachillerato, de los colegios de su comunidad, fueran, en una especie de visita guiada, a ver “Érase una vez un barco”. Aprenderían de Venezuela, sus hábitos, riquezas, más que de cualquier otra manera. Ojalá lo haga. Mientras, vaya a ver “Érase una vez un barco”.
15 de agosto de 2011
"Érase una vez... un barco" en el IV Festival de Cine Latinoamericano y Caribeño 2011
"Érase una vez... un barco" participará en el IV Festival de Cine Latinoamericano y Caribeño 2011 a realizarse en la isla de Margarita del 6 al 13 de octubre. Y al día siguiente, 14 de octubre, el estreno nacional.
2 de agosto de 2011
CUANDO TU TRABAJO ES UNA PASION
“Érase una vez… un barco” fue recientemente exhibido para sus protagonistas en el oriente del país. Este largometraje cuenta, en hora y media, todo sobre el arte de la construcción de barcos artesanales, narrado por sus propios hacedores, por sus propios protagonistas, los carpinteros de ribera. De la mano de Emilio Lovera, “Érase una vez… un barco” muestra el lado humano de este patrimonial arte venezolano que muchos no conocen ni admiran.
El pasado mes de mayo tuvo como locación de exhibición el Museo Marino de Boca de Río en la isla de Margarita; el 29 de julio en el Centro Cívico de Río Caribe y el 30 del mismo mes en la Casa Cultural Andrés Mata de Carúpano. “Érase una vez… un barco” busca mostrar de otra manera lo importante y espectacular del talento nato que tienen estos profesionales de la madera en nuestras playas orientales.
ALFREDO ANZOLA Y EMILIO LOVERA
El pasado mes de mayo tuvo como locación de exhibición el Museo Marino de Boca de Río en la isla de Margarita; el 29 de julio en el Centro Cívico de Río Caribe y el 30 del mismo mes en la Casa Cultural Andrés Mata de Carúpano. “Érase una vez… un barco” busca mostrar de otra manera lo importante y espectacular del talento nato que tienen estos profesionales de la madera en nuestras playas orientales.
ALFREDO ANZOLA Y EMILIO LOVERA
24 de junio de 2011
Prensa - Un barco que se hace al Mar
Un Barco que se hace al Mar
22 de mayo 2011
Indiana Galindo - El Sol de Margarita
La carpintería de ribera es el tema más reciente del documental de Alfredo Anzola y Emilio Lovera
"Un barco es algo lírico, es un poema"
Cinco años de arduo trabajo se llevó terminar el más reciente documental de Alfredo Anzola. "Érase una vez... un Barco" es un tributo a la labor de amor que constituye la carpintería de ribera, así como revela las historias e incidencias ocultas detrás de este arte ancestral.
Más de cien horas de grabación se necesitaron para responder una simple pregunta: ¿Cómo se construye un barco?, pero no cualquier barco, sino uno de esos que llenan de color y vida las costas venezolanas.
Mientras la fibra de vidrio y los materiales sintéticos se adueñan de los astilleros del mundo, aquí la madera sigue reinando. Durante el rodaje de su último documental, "Érase una vez... un barco", Alfredo Anzola descubrió que, contrario a lo que creía, la carpintería de ribera está lejos de extinguirse.
"Haciendo esto descubrí que en mi país hay gente haciendo cosas hermosas, con una calidad impresionante, esos son los carpinteros de ribera", contó Anzola con el asombro todavía a flor de piel.
Tan difícil como hacer un barco, es rodar una película y eso lo sabe bien. Cinco años le tomó hacer realidad este proyecto, uno completo se necesitó para reducir esas cien horas de material grabado a la hora y media que exigía el formato final.
Sin embargo, el esperado momento llegó y quienes participaron en esta aventura, pudieron observar el resultado durante el pre-estreno del documental en una función privada en el Museo Marino de Boca de Río. Allí se encontraban los protagonistas de esta historia; hombres como el señor Lucio Marín, nativo de Boca de Río, que a sus ochenta y cuatro años aún hace barcos de madera, como lo aprendió más de cincuenta años atrás.
Junto a él, otras generaciones de carpinteros confirmaron la tesis del director venezolano; la cadena generacional de este oficio está lejos de interrumpirse. Los planos no existen y los cálculos se transmiten de mayores a jóvenes, como las historias de tradición oral.
Anzola halló un cómplice para esta aventura: Emilio Lovera. Ambos compartieron su pasión por la carpintería y la navegación, forjaron su amistad al calor del sol oriental. El humorista también se sorprendió al descubrir las historias de estos ingenieros de tradición. "Estos barcos son algo verdaderamente de nosotros, no es que se traen las piezas de Taiwán y las ensamblan aquí, sino que todo comienza en nuestro suelo, desde nuestros propios árboles."
El director se mostró satisfecho. La proyección terminó y sus protagonistas están felices con el resultado. Ese - dice - es su mejor jurado, el único que importa a fin de cuentas.
Ver artículo con imágenes
22 de mayo 2011
Indiana Galindo - El Sol de Margarita
La carpintería de ribera es el tema más reciente del documental de Alfredo Anzola y Emilio Lovera
"Un barco es algo lírico, es un poema"
Cinco años de arduo trabajo se llevó terminar el más reciente documental de Alfredo Anzola. "Érase una vez... un Barco" es un tributo a la labor de amor que constituye la carpintería de ribera, así como revela las historias e incidencias ocultas detrás de este arte ancestral.
Más de cien horas de grabación se necesitaron para responder una simple pregunta: ¿Cómo se construye un barco?, pero no cualquier barco, sino uno de esos que llenan de color y vida las costas venezolanas.
Mientras la fibra de vidrio y los materiales sintéticos se adueñan de los astilleros del mundo, aquí la madera sigue reinando. Durante el rodaje de su último documental, "Érase una vez... un barco", Alfredo Anzola descubrió que, contrario a lo que creía, la carpintería de ribera está lejos de extinguirse.
"Haciendo esto descubrí que en mi país hay gente haciendo cosas hermosas, con una calidad impresionante, esos son los carpinteros de ribera", contó Anzola con el asombro todavía a flor de piel.
Tan difícil como hacer un barco, es rodar una película y eso lo sabe bien. Cinco años le tomó hacer realidad este proyecto, uno completo se necesitó para reducir esas cien horas de material grabado a la hora y media que exigía el formato final.
Sin embargo, el esperado momento llegó y quienes participaron en esta aventura, pudieron observar el resultado durante el pre-estreno del documental en una función privada en el Museo Marino de Boca de Río. Allí se encontraban los protagonistas de esta historia; hombres como el señor Lucio Marín, nativo de Boca de Río, que a sus ochenta y cuatro años aún hace barcos de madera, como lo aprendió más de cincuenta años atrás.
Junto a él, otras generaciones de carpinteros confirmaron la tesis del director venezolano; la cadena generacional de este oficio está lejos de interrumpirse. Los planos no existen y los cálculos se transmiten de mayores a jóvenes, como las historias de tradición oral.
Anzola halló un cómplice para esta aventura: Emilio Lovera. Ambos compartieron su pasión por la carpintería y la navegación, forjaron su amistad al calor del sol oriental. El humorista también se sorprendió al descubrir las historias de estos ingenieros de tradición. "Estos barcos son algo verdaderamente de nosotros, no es que se traen las piezas de Taiwán y las ensamblan aquí, sino que todo comienza en nuestro suelo, desde nuestros propios árboles."
El director se mostró satisfecho. La proyección terminó y sus protagonistas están felices con el resultado. Ese - dice - es su mejor jurado, el único que importa a fin de cuentas.
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Prensa - Abrebocas de “Erase una vez… un barco”
lunes 14 de marzo de 2011
El nuevo largometraje “Erase una vez… un Barco”, con la participación del comediante venezolano Emilio Lovera y dirigida por Alfredo J. Anzola, ya está en proceso de transferencia a 35mm y presenta tres trailers en YouTube como abrebocas para el documental.
*****
El largometraje “Erase una vez… un Barco” es un documental que nos muestra el lado humano, conmovedor y admirable de la construcción de barcos en las costas del oriente venezolano.
Además, de conocer el proceso desde el plantado de la quilla hasta el lanzamiento de un barco, esta película permite descubrir, de la mano de Emilio Lovera, a las personas que, sin usar planos y con tecnología transmitida de padres a hijos, hacen que el sueño de una embarcación se convierta en realidad.
Los trailers del documental, de 45 segundos cada uno, permiten que el espectador tenga un vistazo de los bellos paisajes de la costa oriental del país, del conmovedores lanzamientos de barcos y, lo más importante, conocer a los seres maravillosos que comparten sus conocimientos y sus vidas con los espectadores.
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Prensa - El país como un barco
| Entrevista Alfredo Anzola, Director de "Érase una vez un barco"
ÁNGEL RICARDO GÓMEZ | EL UNIVERSAL | domingo 27 de marzo de 2011
"Uno a veces se pone pesimista y se pregunta '¿Qué pasó con el amor a trabajar y producir cosas?'"
Se solicita muchacha de buena presencia y motorizado con moto propia, De cómo Anita Camacho quiso levantarse a Marino Méndezy 1888, el extraordinario viaje de la Santa Isabel, tienen algo en común. Además de ser largos títulos, pertenecen al mismo director, Alfredo Anzola, quien regresa con un estreno importante desde 2005, un documental titulado Érase una vez un barco, donde pone al descubierto una especie que se creía extinta de Venezuela: los fabricantes artesanales de embarcaciones.
Su amigo Emilio Lovera lo acompañó en la aventura que los llevó incluso a construir un peñero particular con sus propias manos.
"Mi papá era aficionado a la carpintería e hizo un bote de doce pies, que bajábamos pa' La Guaira y todo. Lo hizo por unos planos que consiguió, casi todo era con madera de cajón. 'Picúa' se llamaba el bote", recuerda el cineasta.
Luego vendría el "Santa Isabel", un peñero que tuvo de adulto en Río Caribe... hasta que lo trajo a Caraballeda cinco días antes de la tragedia de Vargas, en 1999...
"Santa Isabel" le pondría por nombre al barco que lleva a Julio Verne en un viaje revelador por el Orinoco en la película 1888... de 2005.
Pero sería la recomendación de su fallecido amigo Alberto Vera la que lo llevaría a este documental. "El me dijo que por qué no hacía un trabajo sobre los carpinteros de ribera que estaban desapareciendo. Afortunadamente descubrí que aún existen".
El encuentro con Emilio Lovera, otro apasionado del mar y los barcos, fue decisivo para que en 2009 se registrara un documental que se estrenará próximamente en las salas comerciales.
"Descubrimos una especie maravillosa, que hace barcos impresionantes a pepa de ojo, hechos de madera, a punta de sabiduría ancestral, pasada de padres a hijos, barcos que son apreciados en todo el Caribe", comenta Anzola en torno a una producción de la que está muy satisfecho.
El cineasta se topó con un universo donde el trabajo y la perfección son claves. "Son cosas que en el país están todas echadas a perder y esta es gente que cuando sale a hacer un trabajo dice: 'Este barco tiene que ser perfecto', porque además está en juego su reputación... Es una especie que yo pensaba que no existía, porque uno a veces se pone pesimista y se pregunta '¿Qué pasó con el amor a trabajar y producir cosas?'".
De tal manera, que flota en el documental la metáfora de un país que es un barco, ese que requiere del concurso de los hombres y su trabajo, su pasión, su disciplina y excelencia, no sólo para mantenerse a flote sino para llegar a los más insospechados destinos.
Alfredo Anzola es apasionado del mar, de los barcos, pero también de los documentales, de los que dice tener unos 40 realizados. "El documental tiene una cosa apasionante y es que la realidad se te va sobreponiendo, se te va develando, a menos que seas un tramposo e inventes cosas. Una vez me rechazaron el proyecto porque no tenía guión, y yo creo que un documental con guión es una propaganda".
El realizador aplaude la política que ha tenido el actual Gobierno con el cine. "Hay muchas películas y ciertamente ha habido muchos fondos, está el CNAC (Centro Nacional Autónomo de Cinematografía), la Villa del Cine... y a la gente le gusta: el cine venezolano nunca ha dejado de gustarle a la gente, ese es un mal mito. Cuando hay suficientes películas, hay para elegir. Yo lo que espero es que esto sea para siempre".
Su amigo Emilio Lovera lo acompañó en la aventura que los llevó incluso a construir un peñero particular con sus propias manos.
"Mi papá era aficionado a la carpintería e hizo un bote de doce pies, que bajábamos pa' La Guaira y todo. Lo hizo por unos planos que consiguió, casi todo era con madera de cajón. 'Picúa' se llamaba el bote", recuerda el cineasta.
Luego vendría el "Santa Isabel", un peñero que tuvo de adulto en Río Caribe... hasta que lo trajo a Caraballeda cinco días antes de la tragedia de Vargas, en 1999...
"Santa Isabel" le pondría por nombre al barco que lleva a Julio Verne en un viaje revelador por el Orinoco en la película 1888... de 2005.
Pero sería la recomendación de su fallecido amigo Alberto Vera la que lo llevaría a este documental. "El me dijo que por qué no hacía un trabajo sobre los carpinteros de ribera que estaban desapareciendo. Afortunadamente descubrí que aún existen".
El encuentro con Emilio Lovera, otro apasionado del mar y los barcos, fue decisivo para que en 2009 se registrara un documental que se estrenará próximamente en las salas comerciales.
"Descubrimos una especie maravillosa, que hace barcos impresionantes a pepa de ojo, hechos de madera, a punta de sabiduría ancestral, pasada de padres a hijos, barcos que son apreciados en todo el Caribe", comenta Anzola en torno a una producción de la que está muy satisfecho.
El cineasta se topó con un universo donde el trabajo y la perfección son claves. "Son cosas que en el país están todas echadas a perder y esta es gente que cuando sale a hacer un trabajo dice: 'Este barco tiene que ser perfecto', porque además está en juego su reputación... Es una especie que yo pensaba que no existía, porque uno a veces se pone pesimista y se pregunta '¿Qué pasó con el amor a trabajar y producir cosas?'".
De tal manera, que flota en el documental la metáfora de un país que es un barco, ese que requiere del concurso de los hombres y su trabajo, su pasión, su disciplina y excelencia, no sólo para mantenerse a flote sino para llegar a los más insospechados destinos.
Alfredo Anzola es apasionado del mar, de los barcos, pero también de los documentales, de los que dice tener unos 40 realizados. "El documental tiene una cosa apasionante y es que la realidad se te va sobreponiendo, se te va develando, a menos que seas un tramposo e inventes cosas. Una vez me rechazaron el proyecto porque no tenía guión, y yo creo que un documental con guión es una propaganda".
El realizador aplaude la política que ha tenido el actual Gobierno con el cine. "Hay muchas películas y ciertamente ha habido muchos fondos, está el CNAC (Centro Nacional Autónomo de Cinematografía), la Villa del Cine... y a la gente le gusta: el cine venezolano nunca ha dejado de gustarle a la gente, ese es un mal mito. Cuando hay suficientes películas, hay para elegir. Yo lo que espero es que esto sea para siempre".
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14 de junio de 2011
Website de "Érase una vez... un Barco"
¡"Érase una vez... un Barco" tiene una nueva página web!
Los invito a visitarlo, porque quedó casi, casi, tan bonito como la película.
Pueden acceder a ella a través de la sección de Largometrajes del sitio web de Cine Seis Ocho o directamente por www.cineseisocho.com/eraseunavezunbarco.html
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23 de mayo de 2011
Exposición "Érase una vez... un barco" en el Parque Cultural Hacienda La Trinidad
Durante una semana, a partir del 28 de mayo (este día habrá vino para los asistentes) hasta el 5 de junio (este día también habrá vinito para los que vayan), se presentará en el Cubo 5 del Parque Cultural Hacienda La Trinidad la exposición “Érase una vez… un barco” con fotografías realizadas por Mathieu Asselin, quien utilizó su técnica particular para realizar retratos de los personajes del largometraje y fotografías típicas de rodaje cinematográfico que, por su valor artístico, se presentan en esta misma muestra.
La estética de las fotografías de Mathieu Asselin parece difuminar los límites entre la fotografía documental y el cuadro imaginario.
El espectador tendrá la oportunidad de disfrutar de una selección del ensayo fotográfico “La Margarita” de Alfredo Boulton, facilitadas por la Fundación Vollmer, que sirvieron de apoyo al documental “Érase una vez… un barco”. Estas imágenes muestran paisajes y retratos de las costas la Isla de Margarita donde Boulton se “propone atrapar las manifestaciones de una belleza autóctona”.
Las fotografías de Alfredo Boulton (1908-1995), uno de los más importantes intelectuales venezolanos del siglo XX, logran cautivar al espectador llevándolos a una Margarita que parece lejana, pero que conserva la misma candidez.
La exposición, cuya curadora es Gloria Urdaneta, contará con diversas actividades que apoyarán los temas relacionados con la película.
10 de mayo de 2011
Estreno en el Museo del Mar
El miércoles, 18 de mayo, estaremos en el Museo del Mar en Boca de Río (Isla de Margarita), realizando un estreno de la película "Erase una vez... un barco" para los protagonistas de esta bella película.
En estreno estarán compartiendo con los carpinteros Emilio Lovera, Fernando Cervigón y Alfredo Anzola en una mañana divertida, donde podrán ver reflejada, para la gran pantalla, toda la razón de ser de los carpinteros de ribera.
En estreno estarán compartiendo con los carpinteros Emilio Lovera, Fernando Cervigón y Alfredo Anzola en una mañana divertida, donde podrán ver reflejada, para la gran pantalla, toda la razón de ser de los carpinteros de ribera.
5 de abril de 2011
El trailer 3 de "Erase una vez...un Barco"
El tercer trailer nos deja ver un poquito más de lo bonita que es esta película
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24 de marzo de 2011
Erase una vez... un barco. Trailer 2
Y aquí está el trailer 2 de "Erase una vez... un Barco".
Recuerden que pueden seleccionar la opción de ver los trailers en HD (Se ven ... chísimos!)
Recuerden que pueden seleccionar la opción de ver los trailers en HD (Se ven ... chísimos!)
(Una de las frases más bonitas de la película la pueden ver en este trailer: "... si aquí lo tengo todo, ¿para dónde voy a coger?" Son personas que están felices de hacer lo que están haciendo, de hacerlo bien y de disfrutar la vida al máximo.)
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23 de marzo de 2011
Afiche de "Erase una vez... un barco"
¡Pues aquí está el afiche de la película! Nos interesa mucho su opinión y es que como padres de este "barco", nos parece sencillamente bonito.
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2 de marzo de 2011
Erase una vez... un barco. Trailer 1
Aquí les dejamos el primer trailer del largometraje documental "Erase una vez... un barco" con Emilio Lovera y de Alfredo J. Anzola.
¡Disfruten!
7 de febrero de 2011
Emilio nos echa su cuento
¡Awww! Miren esto tan bonito que nos escribió Emilio cuando le preguntamos sobre la película:
- A ver, niños: ¿Quién sabe cómo se construye un barco? –
Y muchas manos de las que estaban izadas antes de terminar la pregunta se desmayaron ordenadamente.
La que quedó erguida dijo: "Maestra, los barcos se fabrican en España y otros países con hierro y fibra de vidrio."
– ¿Y en Venezuela?–
Tal vez sólo a los que nos gusta el mar y la navegación nos hayamos hecho esa pregunta y también contestado. ¿A quién le interesa? A mí. Y a Alfredo.
Siempre quisimos saber qué había detrás de esas naves que, sin pretensiones, lograban deslizarse en el agua perfectamente, como todos los ingenieros navales quieren que sus diseños hagan.
Y dije: ¿Será que tienen moldes? ¿Departamentos de controles de calidad? Debe ser. Para que queden así… pero durante el rodaje, me di cuenta del mundo mágico que estábamos descubriendo: personas con valores que desconoce el venezolano común, gente que sin ser eruditos, tienen el conocimiento necesario para ser respetados y admirados por su comunidad. Maestros y alumnos. Artesanos y perfeccionistas. Silenciosos. Orgullosos. Laboriosos. Fabricantes de libertad, de sueños de nueva vida. Creadores de ilusiones, de cuentos de mar y madera.
Emilio Lovera
Mi parte favorita es "Creadores de ilusiones, de cuentos de mar y madera" y ¿cuál es la tuya?
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3 de febrero de 2011
¡Habemus Titulus!
¡Hey! Vean el título oficial de la película:
Pronto colocaré aquí el afiche para que lo vean... ¡ya nos acercamos cada vez más al día del estreno!
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